Chilolac nace en la isla grande de Chiloé, entre campos verdes, tradiciones profundas y la calidez de su gente. Aquí, en la planta lechera más austral de Chile, transformamos la leche de pequeños productores locales en sabores que hablan de hogar, de naturaleza y de cariño.
Desde el primer día, hemos creído en hacer las cosas con amor, respetando los ritmos del campo, valorando el trabajo en comunidad y manteniendo vivas las costumbres que nos definen.